Cuando el Espíritu Indómito que vive en ti, tome el control... serás libre.
Cuando des pasos uno tras otro, y te acostumbres a darlos, adquiriendo la confianza, la práctica y la fe necesarias, nadie podrá detenerte, ni siquiera tu mismo.
Cuando veas manifestarse lo que por tiempo has guardado con recelo en tu corazón, sabrás que todo aquello en lo que creías ciegamente, por fe , simplemente era una verdad verdadera.
Solo era cuestión de tiempo, esta dimensión es densa, respecto a nuestro espíritu , pensamientos y dimensiones más sutiles, con niveles de vibración muchísimos más altos.
Solo hay que saber esperar, creo que es uno de los aprendizajes más importantes en esta dimensión, saber esperar, con fe ciega aquello que guardamos en nuestros corazones. Es en este paso donde la mayoría de las personas se estrellan , no persisten, desfallecen, dejan de soñar despiertos, dejan de creer y desaparece temporalmente de tu existencia eso que te ha estado esperando la eternidad entera.
Cuando sabes quién eres en tu interior, nadie que venga del exterior te podrá perturbar un ápice.
Porque los HECHOS hablaran más fuertes que las palabras, y todo lo que digas no será escuchado, solo lo que manifiestas es lo que realmente grita lo que llevamos por dentro, no las palabras que ocasionalmente vociferamos.
Y esa es la verdadera fortaleza tuya, mia ,nuestra.
Pero hay un precio que se tiene que pagar, SABER ESPERAR.
Y A ESO LE LLAMAMOS FE!!!! La certeza de las cosas que aun no podemos ver, pero que sabemos existen en algún lugar remoto mas allá del infinito esperando manifestarse en este denso plano a través de tu consciencia, de tu capacidad para focalizarte de no titubear, si no mantenerte firme , constante y creyente en tu propia verdad interior. Que como un rayo láser traspasando un prisma transparente en el que te conviertes , se unifica y materializa lo no creado en creación, por tu propia voluntad y libre albedrio.
Pero solo tienes que saber esperar, con fe en un absoluto futuro incierto, viviendo con alegría en tu corazón en el eterno siempre presente regalo del ahora.
Maria Tirone
Gracias...
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