Consiste en la unión sexual del
hombre y de la mujer en un éxtasis total y nirvanico, vibrante, eterico,
espiritual, donde todo el cuerpo vibra al unísono en estático placer, se puede
permanecer horas en ese estado de éxtasis, placentero, de deleite de todo el
cuerpo como receptor y dador de la energía sexual.
El cuerpo de la mujer como
instrumento receptor de esta energía cósmica, porque no le puedo dar otro
nombre, traslada el placer sexual de sus centros físicos genitales, a la
columna vertebral desde el hueso sacro, donde se encuentra dormida la serpiente
o energía kundalini, y que como canal atraviesa el cuerpo sumergiéndolo en una
completa onda de placer que traspasa a la mujer como un todo vibrante, estático
y placentero, mas allá de las palabras para describir la sensación de placer
exquisita que bombea sutil, lenta y acompasadamente en cámara lenta todo el
campo energético de la Diosa, Shakti que se deja poseer y paralizar por su Dios
Shiva.
Este orgasmo cósmico estático es
sagrado, y rejuvenece, eleva el estado de consciencia de los implicados y de
aquellos que se acercan a ellos. Shiva induce a Shakti a través del
desencadenamiento energético de la diosa desde su palacio ovárico, en el cual
se encuentran todos los fluidos secretos del paraiso terrenal.
La vibración total de los cuerpos
unidos en una dimensión elevada de conciencia son energía purísima y el cuerpo
de las dos amantes se unen espiritual y etéricamente, haciéndose nada, y todo
con el todo en una danza de placer vibrante estática que puede durar horas o
hasta que uno de los Amantes y llenos de gracia decida terminar con la sesión
de tantra espiritual estático.
El orgasmo estático es un estado de
gracia involuntario otorgado a los amantes y bendiciendo esa unión mística,
creando un matrimonio sagrado para la eternidad.
El EXTASIS es una experiencia
incomunicable, es algo místico y a la vez sexual. Son dos aspectos de una misma
cosa. La energía que produce el éxtasis sexual, es la misma que nos lleva al
éxtasis místico.
Cuando no perdemos la energía sexual,
esta retorna hacia adentro y hacia arriba, para formar nuestros vehículos
superiores de conciencia, los cuerpos internos. Una vez formados estos cuerpos
internos, el hombre entra en una dimensión de la vida totalmente desconocida
para la humanidad. Pero la cristalización de este nuevo hombre es toda una
creación, una creación que se asemeja a la formación del universo, ya que somos
un universo.
La vivencia de lo sexual como una
comunión espiritual con nuestra pareja nos permite fusionarnos con nuestro Dios
interno, con la totalidad, con eso que nunca dejamos de ser, la ETERNIDAD.
En vez de tener una relación rápida y
que se corta abruptamente por la irrupción del "orgasmo", el MAGO se
deleita danzando con su esposa en las aguas de la diosa y su VOLUPTUOSIDAD.
Esto se puede repetir tantas veces
cuantas se quiera sin jamás sobrevenir el cansancio, pues todo lo contrario, es
la clave mágica para ser diariamente rejuvenecido, manteniendo el cuerpo sano y
prolongando la vida, ya que es una fuente de salud con esta constante
magnetización." (Curso Zodiacal, A.Krum Heller).
Gracias sobre todo a la Vía del Valle
el tántrico, el hombre llega a «feminizar» su experiencia de la sexualidad. Esta
experiencia difusa es también la del tántrico que no se acopla a una vagina,
sino que se une al ser total, a la mujer física, psíquica y cósmica, es decir a
la encarnación de Shakti.
Cuando el lingam ha establecido el
contacto íntimo, cuando percibe el yoni, Shiva participa en el deseo y en la
emoción erótica de Shakti. A partir del lingam su experiencia erótica es
como una mancha de aceite, gana progresivamente todo su vientre, viaja a lo
largo de su columna vertebral y por último hace vibrar cada célula de su
cuerpo. Participa intensamente en la emoción sexual última de Shakti cuando
ella vive un profundo orgasmo. Percibe así el ser secreto de la mujer, sin
tratar de apropiarse de su cuerpo ni de su sexo.
No piensa: «Es mi mujer, y su sexo y su
sexualidad me pertenecen». Percibe, en el sexo, la expresión del
poder creador cósmico suprapersonal. Unido a Shakti, todo su cuerpo se
convierte en organo sexual, no solo el lingam como en la unión
ordinaria. Los papeles pueden alternarse: primero Shakti dirige el juego,
luego Shiva, o a la inversa, alternando fases de inmovilidad y de lenguaje
secreto, es decir, de contracciones vaginales a las que el lingam responde. Hay
que evitar «pensar» los movimientos, intelectualizar el acto, que sin embargo
debe ser todo el tiempo consciente.
La pareja permanece así receptiva,
disponible a todos los matices de la experiencia tanto a nivel genital como en
el cuerpo entero. Una sensación inefable de fusión es, en principio, un logro
normal en la Vía del Valle; en principio porque al comienzo parece menos
satisfactoria que los contactos usuales no tántricos, pero pronto la
exploración de este universo nuevo resulta fascinante. Además uno no se propone
«convertirse» de una vez por todas a este tipo de unión y hacer de él su menú
exclusivo: una vía no excluye jamás la otra. La Vía del Valle permite a Shiva
quedar indefinidamente en contacto y comprobar que inhibir la eyaculación no
plantea ningún problema y no reduce, más bien al contrario, la voluptuosidad
sexual.
Maria Tirone mas
Texto de Catherine Yronwode.
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