ENERGIA KUNDALINI SEXUALIDAD Y AMOR
"Poco a poco aprendí a
abrirme a la intimidad conmigo misma y con los demás, a escuchar mi dolor y el
de los demás, a estar presente en mi propia vulnerabilidad y en la de los
demás, y así llegué a tomar contacto con una nueva profundidad, con algo nuevo
y desconocido, la fuerza que mi corazón había estado añorando todo ese tiempo.
Y no necesitaba ser reparado,
simplemente era la profundidad oscura de lo femenino que estaba llamándome de
vuelta al hogar. Descubrí la ferocidad en mi vientre, una ferocidad mucho más
profunda que nuestra pobre idea acerca de lo femenino, basada sólo en la
bondad, la dulzura y en ser unas nutridoras. Se trataba de una ferocidad tierna
que, como el océano, era capaz de destruir para volver a crear de nuevo.
Y vi que a pesar de todo lo
dicho sobre la igualdad de los derechos humanos, todas y cada una de las
infraestructuras existentes en el planeta seguían apuntando aún al único Dios
masculino, que sentenciaba y apenas permitía la vulnerabilidad, que poseía poca
habilidad para relacionarse y temía todo lo terrenal y lo humano, todo lo
profundo, oscuramente erótico y femenino.
~Elisabeth
Joseph Serra~ co-creadora del movimiento social "La cultura que honra.
Honrando femenino y masculino auténticos"
SEXUALIDAD TRANSCENDENTAL (I)
Debemos confesar que dudábamos sobre la conveniencia de
incluir estos textos en la web de los Onironautas. Finalmente, como se ve,
hemos optado por hacerlo. Toda referencia a la sexualidad humana parece desatar
las tapas de los odres en los que Eolo encerrara a los vientos. Sin embargo,
apostamos por la madurez de todas las personas que se acercan a este sitio
Web... y creemos no equivocarnos. Los textos que siguen vienen a llenar un
vacío incomprensible sobre aspectos de la sexualidad muy poco conocidos.
Guardan relación con el mundo de los sueños porque, como la experiencia
onírica, la sencilla práctica que aquí se expresa viene a fortalecer el cuerpo
y la mente de todos los que la entienden y, en ausencia de prejuicios o
patologías psíquicas, la ponen en práctica. Finalmente, Internet es un espacio
libre, dónde cada cual opina lo que quiere y el navegante escoge cuánto pueda
resultarle de utilidad. Al menos, habrás tenido la suerte de acceder a una
información singular. ¡Que sea para tu provecho!
***
RECUPERACIÓN DE LAS ENERGÍAS VITALES EN EL MATRIMONIO
Renovación de la juventud en el matrimonio por medio de una nueva técnica y el método natural de regular la natalidad. - Por el Dr. Walter Siegsmeister -
Al principio ha de parecer extraña la idea de que las relaciones matrimoniales puedan convertirse en un medio eficaz para la renovación de la juventud. Pero si estas relaciones se practican de acuerdo con cierta técnica y se llenan a carta cabal todos los requisitos, se comprobará que tal idea no ha sido traída de tan lejos.
Una prueba experimental del método, verificada en condiciones que más adelante anotamos, llevará a una renovación de la vitalidad juvenil, retardará considerablemente el proceso de envejecimiento, quizá haciéndolo retroceder, y convertirá al matrimonio en una perpetua luna de miel, no afectada por el transcurso de los años.
Aquellos cuyos fuegos amorosos han descendido a la más ínfima expresión (por una desacertada técnica anterior), hallarán la manera de provocar la llama y encenderla hasta alcanzar la primitiva fogosidad. Y volverán a ser los enamorados de antes, llenos de optimismo, de experiencias y de amor a la vida.
UN CIENTÍFICO, UN EXPERIMENTO, UNOS RESULTADOS.
John Humphrey Noyes redescubrió, hace más de un siglo, tal método, lo puso a prueba y realizó así una de las experiencias más significativas de la humanidad en asuntos eugenésicos de los tiempos modernos.
Noyes reunió a sus partidarios en una comunidad que se estableció en Oneida, en el estado de Nueva York. Allá más de 250 de sus discípulos practicaron su nuevo método de control de nacimientos por más de 30 años, con cuidadosas anotaciones sobre sus efectos para la salud, su vitalización, el tipo de niños nacidos, etc.
Los resultados de la experiencia fueron altamente satisfactorios. Desde el punto de vista de su eficacia como medida de control de nacimientos resultó superior a todos los otros hasta la fecha propuestos, pues en este grupo citado, que no practicó ningún sistema anticoncepcional, ni tuvo en cuenta ningún período, no se presentaron concepciones accidentales durante los 30 años y el número predeterminado de niños consciente y científicamente procreados subieron al número de 60 en tres décadas. Abortos no se presentaron y niños defectuosos en cualquier sentido, no hubo. Por el contrario, física y mentalmente fueron muy superiores a sus padres y varios de inteligencia extraordinaria, verdaderamente genial.
Estudios médicos comprobaron que, a la inversa de la anticoncepción que puede producir serias perturbaciones, este sistema da como resultado una alta vitalidad, una fuerza de resistencia increíble, una lucidez mental fuera de lo común y procreaciones a voluntad; hijos engendrados con conciencia y amor.
La mayoría de la humanidad es concebida por placer; esto es, los padres no piensan en esos momentos más que en satisfacer sus necesidades fisiológicas. El ser que puede resultar como consecuencia de esos momentos los tiene sin cuidado. Un escritor colombiano fue duramente criticado porque escribió: "Mi padre me engendró por placer y mi madre me tuvo por necesidad". Y, verdaderamente, este escritor hablaba con conocimiento.
El Dr.Theodor R. Noyes, M.D., hijo del fundador de la comunidad publicó en el New York State Medical Gazette un reportaje sobre los efectos de las prácticas sexuales de sus miembros en su salud. Demostró que no existió perturbación nerviosa, ni enfermedad de la que pudiera ser acusado el régimen seguido por la comunidad. También un ginecólogo de Syracuse, el Dr. Van der Warker, hizo un estudio de los efectos de estas prácticas en los órganos sexuales de las mujeres de la comunidad, sin encontrar ninguna condición enfermiza que pudiera atribuirse a las prácticas sexuales, y examinó a todas las mujeres de la comunidad.
El Dr. Van der Warker en un artículo titulado: "Un estudio ginecológico de la Comunidad Oneida" publicado en el American Journal of Obstetrics and Ginecology, demostró la eficacia del método de control de nacimientos practicado por esta gente.
Muy contrario a los métodos anticonceptivos que crean condiciones patológicas de los órganos femeninos, las prácticas sexuales de la Comunidad Oneida no tienen tales efectos y el método de control de nacimientos es absolutamente seguro. La mortalidad materna es desconocida, lo mismo que las molestias del parto y, de acuerdo con las informaciones de la comunidad: "Los sufrimientos especiales de las mujeres al dar a luz desaparecieron casi por completo". Después de una visita a la comunidad un médico dijo: "Había yo estudiado los efectos de los padecimientos uterinos en el aspecto físico, de tal manera que me bastaba ver el semblante de la paciente para determinar el estado patológico inmediatamente. Y me alegré sobremanera al no encontrar ninguna de estas señales en las mujeres de la Oneida" .
Según Havelock Ellis, en sus "Estudios de la Psicología del Sexo", John Humphrey Noyes fue uno de los más grandes reformadores en eugenesia en los tiempos modernos y su Comunidad Oneida es el experimento de mayor transcendencia en los registros eugenésicos.
Dice el Dr. Robert D. Dickinson, la notable autoridad en control de la natalidad: "La experiencia de la Comunidad Oneida es el único experimento en control de natalidad deliberada y conscientemente organizado, llevado a cabo con un grupo de gente inteligente, conocedora de la misión que le corresponde al hombre, cual es cumplir sabiamente el imperativo categórico de la especie. Además, los exámenes mensuales de los médicos comprobaron los maravillosos resultados en la salud".
En el libro "Historia de la anticoncepción", el profesor Norman E. Himes expresa: "El sistema de la Comunidad Oneida es el experimento eugenésico de la mayor transcendencia que se ha verificado en todos los siglos".
¿QUÉ DESCUBRIÓ NOYES Y CÓMO LO HIZO?
Ocurrió de la siguiente manera: Noyes contrajo matrimonio en el año 1838 y vivió en la rutina matrimonial acostumbrada hasta 1844. Fue durante este período cuando, por una experiencia demasiado dolorosa, hubo de dedicarse al estudio de las cuestiones sexuales; estudio que le condujo al descubrimiento del método que tanto bien puede hacer a la humanidad.
En el transcurso de los primeros 6 años su esposa pasó por las agonías de 5 partos, de los cuales 4 fueron prematuros; sólo un niño vivió. Noyes investigó por todos los medios a su alcance la posibilidad de evitar la concepción. Considerando los métodos conocidos en la época inseguros y/o nocivos para la salud, decidió no usarlos. Después de la última desgracia él empeñó su palabra a su esposa de que jamás volvería a exponerla a dolores infructuosos. Resolvió vivir separado de ella antes que faltar a su compromiso. Tal era la situación en 1844.
Entonces empezó a llegarle la idea de que es posible gozar de la asociación sexual sin exponer a la mujer a los peligros de la fecundación. Meditaba sobre la manera de experimentar el placer sin la descarga seminal. Entonces concibió la idea de que los órganos sexuales tienen dos funciones: una procreativa que comprende el orgasmo y por tanto la eyaculación y la otra de caracter afectivo meramente, la cual no requiere la conclusión del acto procreativo. Pero, pensaba él, debería ser posible separar estas dos funciones y reservar cada una de ellas para su momento oportuno.
Experimentó con esta idea y encontró que no era tan difícil el control de sí mismo (que era lo indispensable) y que el placer aumentaba. También pudo comprobar que las experiencias de su esposa eran muy satisfactorias, tanto como nunca anteriormente y, más que todo, evitó la fecundación involuntaria. Este nuevo descubrimiento -según él- fue la "Gran Liberación".
Comunicó sus experiencias a un amigo y él también comprobó igual satisfacción. Durante dos años se dedicó a experimentar y a estudiar los detalles esenciales y los aspectos del nuevo descubrimiento. Por fin lo anunció al mundo en un folleto titulado: "Continencia Masculina o el Dominio de Sí Mismo en el Coito" .
Las ideas esenciales que Noyes presentó en su folleto fueron las siguientes: Hay dos métodos de unión sexual. El primero es el acto animal de la copulación que conduce a la fecundación. El segundo es de carácter netamente afectivo, inhibe la eyaculación y preserva naturalmente del embarazo. Hay un gravísimo error en confundir estos métodos. El primero debe reservarse para su misión natural, para sus fines legítimos: la concepción.
Cuando no se desea la concepción no se debe realizar el acto particular destinado a efectuarla. Sin embargo, puede verificarse un unión sexual que produce un alegre intercambio de magnetismo, que puede sostenerse sin llegar al orgasmo. El arte de inhibir el orgasmo puede adquirirlo y cultivarlo todos los que realmente lo deseen. El medio seguro consiste en no seguir con el ímpetu de la excitación inicial. Si se logra dominar el impulso nervioso, evitando el excesivo aflujo de sangre a los órganos sexuales, no se secretará el fluido seminal.
La expulsión del semen por el hombre, en lugar de ser necesario para el goce carnal, obra en sentido opuesto, por su efecto de acabar inmediatamente con la vitalidad y el impulso generador, llevando a un fin prematuro las relaciones. Inhibiendo el flujo seminal se alcanza un grado de placer más intenso, prolongado cuanto se desee y en condiciones de volver a empezar cuando se quiera. Después de haberse acostumbrado a la práctica de evitar el orgasmo es tan sencillo realizar la unión como lo es la que lleva a la concepción. Las críticas a este método vinieron de quienes lo intentaron y, por falta de voluntad, fracasaron. Se repite que sólo es posible realizar la práctica mientras la excitación no sea demasiado violenta y obrando con lentitud no se llega a este fin. A los pocos minutos de haber comenzado en la forma indicada empezará a sentirse una grata y profunda sensación, que envuelve a los seres en un suave espasmo.
VENTAJAS DEL MÉTODO
PRIMERO: Es natural. El infructuoso desgaste del semen cuando no se pretende la concepción, seguramente no es natural. Ningún animal malgasta su fluido seminal como el hombre. Todos los animales sanos y que viven directamente en su medio natural no padecen emisiones involuntarias o voluntarias fuera del tiempo del celo. Sobra advertir que los animales domésticos son una excepción a esta regla porque sus funciones sexuales se han pervertido a causa de la alimentación antinatural, tantas veces excesiva, además del encierro y la inactividad. Lo mismo es el caso con el así llamado hombre civilizado, quien padece de un erotismo exagerado y que cree encontrar la salvación dando libre rienda a todos sus impulsos.
La acostumbrada descarga seminal, como ocurre en el coito ordinario, no puede considerarse como natural porque, en el solo deseo de la gratificación de los sentidos, se pierde una cantidad bastante apreciable de energía vital (también de valiosos constituyentes de la sangre tales como la lecitina, colesterina, fosfatos, tan importantes para las glándulas, los tejidos nerviosos, las células cerebrales y el equilibrio de las endocrinas).
Como sabemos, nuestro instinto demanda con frecuencia la unión de los sexos, no precisamente con fines propagativos, sino por razones afectivas y espirituales. De estas indicaciones resulta que: la sencilla unión sexual, sin crisis propagativa, está conforme con la naturaleza en beneficio de los ordinarios instintos amatorios.
Con un poco de voluntad es posible a cualquier hombre de regular cultura evitar el orgasmo y gozar del éxtasis ininterrumpido del intercambio magnético sexual. La idea de que la unión sin orgasmo sea en extremo difícil o reñida con los planes naturales ha sido contradicha por el sinnúmero de individuos que con tan magníficos resultados lo han realizado.
SEGUNDO: Este método es sano. En primer lugar libra a las mujeres de la procreación involuntaria y, además, acaba con el desgaste de energía de parte del hombre. Esto no puede decirse de ningún otro método de control de nacimientos, los que reducen su técnica a evitar los efectos propagativos de la emisión del semen y no la emisión misma.
TERCERO: Este método aumenta la felicidad sexual. Muchos dirán, seguramente, que disminuye el placer de la unión; pero se les puede contestar que no tienen más que ponerlo en práctica y se convencerán de los benéficos resultados. El coito ordinario, en el cual se confunden las funciones afectivas y fecundadoras, lleva a un pronto y abrupto fin, es asunto momentaneo y termina en cansancio y disgusto. Este cansancio que acompaña al desgaste sexual es la causa de sentimientos de desprecio y malestar y, sin duda alguna, por este motivo los órganos sexuales siempre han inspirado vergüenza y, muchas veces, asco y repugnancia. Así, la historia de Adan y Eva, que perdieron el mundo espiritual y cayeron en el material, simboliza muy bien el cambio del goce puramente afectivo por el sentimiento de repulsión que trae consigo la descarga prematura. "La fruta prohibida" no es más que la pérdida de aquel suave espasmo amoroso que los manteía en un jardín de delicias, y la caída en el plano de la materia y del hastío. Por esta razón tuvieron vergüenza y empezaron a mirar con temor la causa del desengaño, en estas circunstancias: los órganos sexuales.
La desgana y el disgusto ocasionan malas miradas al instrumento de placer y también a la persona que lo provoca. En este punto comienza el "enfriamiento " que termina en indiferencia, desengaño, odio y divorcio. Por el contrario, los amantes que usan sus órganos sexuales únicamente como instrumentos de la naturaleza espiritual, esto es, como conductores del magnetismo sexual, y se abstienen del orgasmo cuando no se desea la concepción, gozarán de la suprema felicidad en la vida matrimonial durante cualquier tiempo sin saciedad ni desengaño y harán de su hogar la verdadera mansión del respeto al sexo.
CUARTO: Este método es efectivo como medida de control de la natalidad. La costumbre de hacer de la unión sexual un acto tranquilo, sereno, como una conversación, restringiendo la excitación a los límites necesarios para evitar el orgasmo, se puede adquirir fácilmente y entonces no hay riesgo de concepción involuntaria.
Noyes explicó su teoría, además, como sigue:
"El primer impulso que une a los sexos no es el acto propagativo sino la alegre intercomunicación del magnetismo corporal por medio del espasmo amoroso, que en manera alguna tiene que ver con el orgasmo y que se verifica sin que éste ocurra. El mutuo contacto de la piel y la unión de los cuerpos de sexos distintos proporcionan un intercambio de dos clases de magnetismo vital los cuales, en equilibrio, constituyen el perfecto balance de la vitalidad".
Los organismos unicelulares, como el paramecium, al envejecer se renuevan por medio de una unión entre dos, durante la cual hay un mutuo intercambio de sustancias de los cuerpos de cada uno. Un similar proceso de recuperación de la juventud se presenta, en grado más elevado, entre los amantes por el intercambio del magnetismo sexual; magnetismo que conduce a la conservación de la salud y el bienestar general por sus vitalizantes efectos en las glándulas endocrinas, provocándolas a producir mayor cantidad de hormonas que van a parar a la sangre y contribuyen en grado máximo a la vitalización de todos los tejidos del cuerpo y del cerebro".
"Como todas y cada una de las partes del cuerpo los órganos sexuales sirven (en mayor grado) para conducir el magnetismo sexual, función que puede verificarse sin que aparezca el orgasmo. Las dos funciones de los órganos sexuales suelen confundirse aún por los mismos fisiólogos. La función afectiva suele considerarse meramente como anzuelo para la propagación de la especie. El orgasmo es tenido como la culminación natural y necesaria de la unión de los sexos. Pero esta creencia es falsa...; sólamente quienes han probado los beneficios de este método pueden darse cuenta del inmenso mal que tal persuasión ha hecho a la humanidad".
Noyes opina que la función afectiva es la primaria y la reproductora la segunda e incidental, pero que esta última llegó a ser soberana por confusión y tergiversación de la primera.
Frecuentemente se acepta que los órganos sexuales tienen dos funciones: la de expeler la orina y la de perpetuar la raza. Noyes sostiene que tienen una tercera: la de conducir el magnetismo sexual. Esta tercera función es tan distinta de la segunda como ésta lo es de la primera. El acto germinativo se verifica por la contracción de las vesículas seminales produciendo, efectivamente, la eyaculación. La conjunción sexual por razones afectivas pone en actividad todas las glándulas y deja en reposa a las vesículas seminales; por este motivo el fluido seminal se reserva. El orgasmo, en vez de ser la culminación de la unión sexual es su muerte y su secuela, y lleva a la vejez prematura y a toda la gama de enfermedades, no sólo de carácter sexual sino de todos los órdenes ya que un organismo desvitalizado no puede resistir por mucho tiempo los asedios morbosos.
Los seres humanos deben ser capaces de usar sus órganos generadores con un fin más elevado que los animales.
LA PARTE FEMENINA: Alice Stockham y el método KAREZZA.
El método descubierto por Noyes en 1844, practicado más de 30 años por la comunidad Oneida, fue mejorado y popularizado en las dos primeras décadas del siglo XX por la doctora Alice Stockham, M.D., en su libro "Karezza, ética del matrimonio". En este tratado ella explica la teoría del método Noyes.
La palabra Karezza viene del italiano y quiere decir "caricia". La doctora Stockham fue la primera en aplicar la palabra para significar un nuevo método de control de natalidad, de unión sexual, de magnetismo amoroso, sin el final desastroso del orgasmo.
Karezza se distingue del método Noyes en que implica también a la parte femenina porque, como afirma ella, el desgaste femenino es tan perjudicial como el masculino.
La doctora Stockham encontró la divulgación correcta de sus ideas en Inglaterra en el libro "Amor está de moda" del notable escritor Edward Carpenter; él describe y comenta a Karezza. A este mismo método se le dio más tarde el nombre científico de "coitus reservatus". Tambié fue altamente recomendado por el eminente Havelock Ellis, quien consiguió muchas de sus informaciones de parte de George Noyes Miller y de otros miembros de la comunidad Oneida con quienes mantenía correspondencia.
A la unión sexual con orgasmo sigue de ordinario un estado de debilidad y desilusión. Hay un goce rápido, epiléptico, que pasa por la conciencia sin dejar recuerdo. Se apagaron las luces, se acabó la música... Tantas veces la debilidad es tan seria que produce síntomas patológicos. En las anotaciones médicas se tratan casos de hombres viejos que no pudieron resistir la tensión del orgasmo y murieron como consecuencia de sus agotadores efectos.
En el abrazo con orgasmo se disipa de repente la energía vital y magnética por la descarga seminal, desperdiciándola por completo. Karezza, en cambio, la conserva y la usa para la nutrición interna y para volver el vigor y la juventud a los dos socios. La naturaleza inventó el orgasmo para la procreacion; pero para la unión amorosa es sumamente molesto porque todo su "modus operandi" tiene por objeto apagar y vencer el amor y transformarlo en aversión e indiferencia. Cuanto más frecuentemente ocurre, tanto más rápido muere el amor; el romance se evapora y la mera sexualidad subsiste tomando características morbosas, que reemplazan el encanto de la corte amorosa y la atracción natural de los dos sexos.
Pero cuando se practica Karezza no sobreviene el cansancio ni hay sentimiento de debilidad ni de repulsión por el compañero. Cada uno anhela casi con fervor al otro; siente el vigor correr por sus venas y a su rostro asoman los colores rosados de la juventud. Se siente tan feliz y de tan buen humor como después de una comida completa. El magnetismo vibra y los ojos aparecen luminosos; esto es lo que Lloyd llama " el elixir de larga vida". Después de cada unión, que puede prolongarse horas enteras, los socios se separan lentamente, besándose lánguidamente, adheridos al último hechizo, repasándolo en la memoria y embargados por un sincero afecto que saben núnca se acabará y los mantendrá en una luna de miel sin fin. Sólo Karezza brinda tanta armonía en el matrimonio, profunda comprensión de los gustos de cada uno de los cónyuges...
Karezza tiene el don de restablecer la juventud, conservar la salud y hacer placentera la vida del hogar. "El elixir de larga vida" (magnetismo sexual) obliga a las glándulas endocrinas a aumentar su actividad y a derramar todos sus jugos en el gran torrente circulatorio, llevando vigor y juventud a todos los tejidos del organismo.
Karezza suministra todos los requisitos para la renovación uniendo al intercambio magnético el suave espasmo de la unión sexual, bajo la única condición de la continencia en ambos cónyuges. Por medio de Karezza se puede conservar la juventud durante toda la vida matrimonial y los envejecidos, con esta práctica, volverán a ser los enamorados de antes.
Pero a pesar de todas las ventajas de este método, el hombre ordinario es demasiado obtuso, demasiado egoista, demasiado aferrado a la tradición para resolverse siquiera a ensayar este sistema. Prefiere que su compañera use dispositivos intra-uterinos, esponjas, duchas, drogas, etc, que crispan los nervios, producen enfermedades y disgustan estéticamente. Las eminencias en ginecología sostienen que todas estas prácticas son causa de no pocas dolencias femeninas y muchas operaciones quirúrgicas. Sólamente la no emisión es segura y placentera; esto lo proporciona Karezza.
La mayorí de las mujeres que han ensayado Karezza lo prefieren a todos los sistemas de unión sexual. La mujer necesita de mucho más tiempo para alcanzar el clímax; no así el hombre que llega a un orgasmo prematuro, dejando insatisfecha a la mujer. Esto, tan desagradable, no ocurre en Karezza.
Margaret Sanger, en su obra "La mujer y la raza futura" habla favorablemente de Karezza porque evita las desventajas del celibato yla separación de los sexos y brinda, en cambio, los beneficios del intercambio magnético que produce bienestar física y mentalmente. Ella cita casos en que hombre y mujer conservaron sus fuerzas sexuales hasta edades avanzadísimas y preservaron su luna de miel durante toda la vida matrimonial.
EPÍLOGO
En su libro "Lamaic Initiations", la profesora Alexandra David-Neel describe cierta clase de yoguis tibetanos que siguen un método de adiestramiento para adquirir la capacidad de retener el líquido seminal durante la unión marital. Los tibetanos explican el valor de esta técnica como sigue: en primer lugar la conservación del semen preserva la energía vital; ellos creen que dicha energía radica prioritariamente en el semen. Así lo creyeron igualmente los antiguos filósofos: Pitágoras, Platón, Aristóteles, Epicuro y Galeno entre otros. Segundo, la unión de los sexos bajo condiciones de conservación seminal da ventajas que no proporciona ningún grado de celibato. Esta ventaja extra consiste en el vitalizante efecto sobre los órganos sexuales y las glándulas endógenas producido por el magnetismo del sexo opuesto.
De esta manera, la iniciativa yoga busca la manera de estimular las glándulas sexuales a una mayor actividad secretoria y, por lo tanto, a una producción aumentada de hormonas. Esto es la esencia del método de la recuperación de la juventud por medio de las relaciones sexuales. Porque no es sólamente importante conservar las secreciones sexuales, ricas en principios vitales, sino conseguir que produzcan una mayor cantidad, lo que se consigue mediante la estimulación magnética de los sexos. Así se produce una mayor cantidad de hormonas sexuales y otros elementos vitales que son reabsorvidos en la sangre.
Esta es la esencia de nuestro método de renovación de la juventud por medio de las relaciones matrimoniales.
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RECUPERACIÓN DE LAS ENERGÍAS VITALES EN EL MATRIMONIO
Renovación de la juventud en el matrimonio por medio de una nueva técnica y el método natural de regular la natalidad. - Por el Dr. Walter Siegsmeister -
Al principio ha de parecer extraña la idea de que las relaciones matrimoniales puedan convertirse en un medio eficaz para la renovación de la juventud. Pero si estas relaciones se practican de acuerdo con cierta técnica y se llenan a carta cabal todos los requisitos, se comprobará que tal idea no ha sido traída de tan lejos.
Una prueba experimental del método, verificada en condiciones que más adelante anotamos, llevará a una renovación de la vitalidad juvenil, retardará considerablemente el proceso de envejecimiento, quizá haciéndolo retroceder, y convertirá al matrimonio en una perpetua luna de miel, no afectada por el transcurso de los años.
Aquellos cuyos fuegos amorosos han descendido a la más ínfima expresión (por una desacertada técnica anterior), hallarán la manera de provocar la llama y encenderla hasta alcanzar la primitiva fogosidad. Y volverán a ser los enamorados de antes, llenos de optimismo, de experiencias y de amor a la vida.
UN CIENTÍFICO, UN EXPERIMENTO, UNOS RESULTADOS.
John Humphrey Noyes redescubrió, hace más de un siglo, tal método, lo puso a prueba y realizó así una de las experiencias más significativas de la humanidad en asuntos eugenésicos de los tiempos modernos.
Noyes reunió a sus partidarios en una comunidad que se estableció en Oneida, en el estado de Nueva York. Allá más de 250 de sus discípulos practicaron su nuevo método de control de nacimientos por más de 30 años, con cuidadosas anotaciones sobre sus efectos para la salud, su vitalización, el tipo de niños nacidos, etc.
Los resultados de la experiencia fueron altamente satisfactorios. Desde el punto de vista de su eficacia como medida de control de nacimientos resultó superior a todos los otros hasta la fecha propuestos, pues en este grupo citado, que no practicó ningún sistema anticoncepcional, ni tuvo en cuenta ningún período, no se presentaron concepciones accidentales durante los 30 años y el número predeterminado de niños consciente y científicamente procreados subieron al número de 60 en tres décadas. Abortos no se presentaron y niños defectuosos en cualquier sentido, no hubo. Por el contrario, física y mentalmente fueron muy superiores a sus padres y varios de inteligencia extraordinaria, verdaderamente genial.
Estudios médicos comprobaron que, a la inversa de la anticoncepción que puede producir serias perturbaciones, este sistema da como resultado una alta vitalidad, una fuerza de resistencia increíble, una lucidez mental fuera de lo común y procreaciones a voluntad; hijos engendrados con conciencia y amor.
La mayoría de la humanidad es concebida por placer; esto es, los padres no piensan en esos momentos más que en satisfacer sus necesidades fisiológicas. El ser que puede resultar como consecuencia de esos momentos los tiene sin cuidado. Un escritor colombiano fue duramente criticado porque escribió: "Mi padre me engendró por placer y mi madre me tuvo por necesidad". Y, verdaderamente, este escritor hablaba con conocimiento.
El Dr.Theodor R. Noyes, M.D., hijo del fundador de la comunidad publicó en el New York State Medical Gazette un reportaje sobre los efectos de las prácticas sexuales de sus miembros en su salud. Demostró que no existió perturbación nerviosa, ni enfermedad de la que pudiera ser acusado el régimen seguido por la comunidad. También un ginecólogo de Syracuse, el Dr. Van der Warker, hizo un estudio de los efectos de estas prácticas en los órganos sexuales de las mujeres de la comunidad, sin encontrar ninguna condición enfermiza que pudiera atribuirse a las prácticas sexuales, y examinó a todas las mujeres de la comunidad.
El Dr. Van der Warker en un artículo titulado: "Un estudio ginecológico de la Comunidad Oneida" publicado en el American Journal of Obstetrics and Ginecology, demostró la eficacia del método de control de nacimientos practicado por esta gente.
Muy contrario a los métodos anticonceptivos que crean condiciones patológicas de los órganos femeninos, las prácticas sexuales de la Comunidad Oneida no tienen tales efectos y el método de control de nacimientos es absolutamente seguro. La mortalidad materna es desconocida, lo mismo que las molestias del parto y, de acuerdo con las informaciones de la comunidad: "Los sufrimientos especiales de las mujeres al dar a luz desaparecieron casi por completo". Después de una visita a la comunidad un médico dijo: "Había yo estudiado los efectos de los padecimientos uterinos en el aspecto físico, de tal manera que me bastaba ver el semblante de la paciente para determinar el estado patológico inmediatamente. Y me alegré sobremanera al no encontrar ninguna de estas señales en las mujeres de la Oneida" .
Según Havelock Ellis, en sus "Estudios de la Psicología del Sexo", John Humphrey Noyes fue uno de los más grandes reformadores en eugenesia en los tiempos modernos y su Comunidad Oneida es el experimento de mayor transcendencia en los registros eugenésicos.
Dice el Dr. Robert D. Dickinson, la notable autoridad en control de la natalidad: "La experiencia de la Comunidad Oneida es el único experimento en control de natalidad deliberada y conscientemente organizado, llevado a cabo con un grupo de gente inteligente, conocedora de la misión que le corresponde al hombre, cual es cumplir sabiamente el imperativo categórico de la especie. Además, los exámenes mensuales de los médicos comprobaron los maravillosos resultados en la salud".
En el libro "Historia de la anticoncepción", el profesor Norman E. Himes expresa: "El sistema de la Comunidad Oneida es el experimento eugenésico de la mayor transcendencia que se ha verificado en todos los siglos".
¿QUÉ DESCUBRIÓ NOYES Y CÓMO LO HIZO?
Ocurrió de la siguiente manera: Noyes contrajo matrimonio en el año 1838 y vivió en la rutina matrimonial acostumbrada hasta 1844. Fue durante este período cuando, por una experiencia demasiado dolorosa, hubo de dedicarse al estudio de las cuestiones sexuales; estudio que le condujo al descubrimiento del método que tanto bien puede hacer a la humanidad.
En el transcurso de los primeros 6 años su esposa pasó por las agonías de 5 partos, de los cuales 4 fueron prematuros; sólo un niño vivió. Noyes investigó por todos los medios a su alcance la posibilidad de evitar la concepción. Considerando los métodos conocidos en la época inseguros y/o nocivos para la salud, decidió no usarlos. Después de la última desgracia él empeñó su palabra a su esposa de que jamás volvería a exponerla a dolores infructuosos. Resolvió vivir separado de ella antes que faltar a su compromiso. Tal era la situación en 1844.
Entonces empezó a llegarle la idea de que es posible gozar de la asociación sexual sin exponer a la mujer a los peligros de la fecundación. Meditaba sobre la manera de experimentar el placer sin la descarga seminal. Entonces concibió la idea de que los órganos sexuales tienen dos funciones: una procreativa que comprende el orgasmo y por tanto la eyaculación y la otra de caracter afectivo meramente, la cual no requiere la conclusión del acto procreativo. Pero, pensaba él, debería ser posible separar estas dos funciones y reservar cada una de ellas para su momento oportuno.
Experimentó con esta idea y encontró que no era tan difícil el control de sí mismo (que era lo indispensable) y que el placer aumentaba. También pudo comprobar que las experiencias de su esposa eran muy satisfactorias, tanto como nunca anteriormente y, más que todo, evitó la fecundación involuntaria. Este nuevo descubrimiento -según él- fue la "Gran Liberación".
Comunicó sus experiencias a un amigo y él también comprobó igual satisfacción. Durante dos años se dedicó a experimentar y a estudiar los detalles esenciales y los aspectos del nuevo descubrimiento. Por fin lo anunció al mundo en un folleto titulado: "Continencia Masculina o el Dominio de Sí Mismo en el Coito" .
Las ideas esenciales que Noyes presentó en su folleto fueron las siguientes: Hay dos métodos de unión sexual. El primero es el acto animal de la copulación que conduce a la fecundación. El segundo es de carácter netamente afectivo, inhibe la eyaculación y preserva naturalmente del embarazo. Hay un gravísimo error en confundir estos métodos. El primero debe reservarse para su misión natural, para sus fines legítimos: la concepción.
Cuando no se desea la concepción no se debe realizar el acto particular destinado a efectuarla. Sin embargo, puede verificarse un unión sexual que produce un alegre intercambio de magnetismo, que puede sostenerse sin llegar al orgasmo. El arte de inhibir el orgasmo puede adquirirlo y cultivarlo todos los que realmente lo deseen. El medio seguro consiste en no seguir con el ímpetu de la excitación inicial. Si se logra dominar el impulso nervioso, evitando el excesivo aflujo de sangre a los órganos sexuales, no se secretará el fluido seminal.
La expulsión del semen por el hombre, en lugar de ser necesario para el goce carnal, obra en sentido opuesto, por su efecto de acabar inmediatamente con la vitalidad y el impulso generador, llevando a un fin prematuro las relaciones. Inhibiendo el flujo seminal se alcanza un grado de placer más intenso, prolongado cuanto se desee y en condiciones de volver a empezar cuando se quiera. Después de haberse acostumbrado a la práctica de evitar el orgasmo es tan sencillo realizar la unión como lo es la que lleva a la concepción. Las críticas a este método vinieron de quienes lo intentaron y, por falta de voluntad, fracasaron. Se repite que sólo es posible realizar la práctica mientras la excitación no sea demasiado violenta y obrando con lentitud no se llega a este fin. A los pocos minutos de haber comenzado en la forma indicada empezará a sentirse una grata y profunda sensación, que envuelve a los seres en un suave espasmo.
VENTAJAS DEL MÉTODO
PRIMERO: Es natural. El infructuoso desgaste del semen cuando no se pretende la concepción, seguramente no es natural. Ningún animal malgasta su fluido seminal como el hombre. Todos los animales sanos y que viven directamente en su medio natural no padecen emisiones involuntarias o voluntarias fuera del tiempo del celo. Sobra advertir que los animales domésticos son una excepción a esta regla porque sus funciones sexuales se han pervertido a causa de la alimentación antinatural, tantas veces excesiva, además del encierro y la inactividad. Lo mismo es el caso con el así llamado hombre civilizado, quien padece de un erotismo exagerado y que cree encontrar la salvación dando libre rienda a todos sus impulsos.
La acostumbrada descarga seminal, como ocurre en el coito ordinario, no puede considerarse como natural porque, en el solo deseo de la gratificación de los sentidos, se pierde una cantidad bastante apreciable de energía vital (también de valiosos constituyentes de la sangre tales como la lecitina, colesterina, fosfatos, tan importantes para las glándulas, los tejidos nerviosos, las células cerebrales y el equilibrio de las endocrinas).
Como sabemos, nuestro instinto demanda con frecuencia la unión de los sexos, no precisamente con fines propagativos, sino por razones afectivas y espirituales. De estas indicaciones resulta que: la sencilla unión sexual, sin crisis propagativa, está conforme con la naturaleza en beneficio de los ordinarios instintos amatorios.
Con un poco de voluntad es posible a cualquier hombre de regular cultura evitar el orgasmo y gozar del éxtasis ininterrumpido del intercambio magnético sexual. La idea de que la unión sin orgasmo sea en extremo difícil o reñida con los planes naturales ha sido contradicha por el sinnúmero de individuos que con tan magníficos resultados lo han realizado.
SEGUNDO: Este método es sano. En primer lugar libra a las mujeres de la procreación involuntaria y, además, acaba con el desgaste de energía de parte del hombre. Esto no puede decirse de ningún otro método de control de nacimientos, los que reducen su técnica a evitar los efectos propagativos de la emisión del semen y no la emisión misma.
TERCERO: Este método aumenta la felicidad sexual. Muchos dirán, seguramente, que disminuye el placer de la unión; pero se les puede contestar que no tienen más que ponerlo en práctica y se convencerán de los benéficos resultados. El coito ordinario, en el cual se confunden las funciones afectivas y fecundadoras, lleva a un pronto y abrupto fin, es asunto momentaneo y termina en cansancio y disgusto. Este cansancio que acompaña al desgaste sexual es la causa de sentimientos de desprecio y malestar y, sin duda alguna, por este motivo los órganos sexuales siempre han inspirado vergüenza y, muchas veces, asco y repugnancia. Así, la historia de Adan y Eva, que perdieron el mundo espiritual y cayeron en el material, simboliza muy bien el cambio del goce puramente afectivo por el sentimiento de repulsión que trae consigo la descarga prematura. "La fruta prohibida" no es más que la pérdida de aquel suave espasmo amoroso que los manteía en un jardín de delicias, y la caída en el plano de la materia y del hastío. Por esta razón tuvieron vergüenza y empezaron a mirar con temor la causa del desengaño, en estas circunstancias: los órganos sexuales.
La desgana y el disgusto ocasionan malas miradas al instrumento de placer y también a la persona que lo provoca. En este punto comienza el "enfriamiento " que termina en indiferencia, desengaño, odio y divorcio. Por el contrario, los amantes que usan sus órganos sexuales únicamente como instrumentos de la naturaleza espiritual, esto es, como conductores del magnetismo sexual, y se abstienen del orgasmo cuando no se desea la concepción, gozarán de la suprema felicidad en la vida matrimonial durante cualquier tiempo sin saciedad ni desengaño y harán de su hogar la verdadera mansión del respeto al sexo.
CUARTO: Este método es efectivo como medida de control de la natalidad. La costumbre de hacer de la unión sexual un acto tranquilo, sereno, como una conversación, restringiendo la excitación a los límites necesarios para evitar el orgasmo, se puede adquirir fácilmente y entonces no hay riesgo de concepción involuntaria.
Noyes explicó su teoría, además, como sigue:
"El primer impulso que une a los sexos no es el acto propagativo sino la alegre intercomunicación del magnetismo corporal por medio del espasmo amoroso, que en manera alguna tiene que ver con el orgasmo y que se verifica sin que éste ocurra. El mutuo contacto de la piel y la unión de los cuerpos de sexos distintos proporcionan un intercambio de dos clases de magnetismo vital los cuales, en equilibrio, constituyen el perfecto balance de la vitalidad".
Los organismos unicelulares, como el paramecium, al envejecer se renuevan por medio de una unión entre dos, durante la cual hay un mutuo intercambio de sustancias de los cuerpos de cada uno. Un similar proceso de recuperación de la juventud se presenta, en grado más elevado, entre los amantes por el intercambio del magnetismo sexual; magnetismo que conduce a la conservación de la salud y el bienestar general por sus vitalizantes efectos en las glándulas endocrinas, provocándolas a producir mayor cantidad de hormonas que van a parar a la sangre y contribuyen en grado máximo a la vitalización de todos los tejidos del cuerpo y del cerebro".
"Como todas y cada una de las partes del cuerpo los órganos sexuales sirven (en mayor grado) para conducir el magnetismo sexual, función que puede verificarse sin que aparezca el orgasmo. Las dos funciones de los órganos sexuales suelen confundirse aún por los mismos fisiólogos. La función afectiva suele considerarse meramente como anzuelo para la propagación de la especie. El orgasmo es tenido como la culminación natural y necesaria de la unión de los sexos. Pero esta creencia es falsa...; sólamente quienes han probado los beneficios de este método pueden darse cuenta del inmenso mal que tal persuasión ha hecho a la humanidad".
Noyes opina que la función afectiva es la primaria y la reproductora la segunda e incidental, pero que esta última llegó a ser soberana por confusión y tergiversación de la primera.
Frecuentemente se acepta que los órganos sexuales tienen dos funciones: la de expeler la orina y la de perpetuar la raza. Noyes sostiene que tienen una tercera: la de conducir el magnetismo sexual. Esta tercera función es tan distinta de la segunda como ésta lo es de la primera. El acto germinativo se verifica por la contracción de las vesículas seminales produciendo, efectivamente, la eyaculación. La conjunción sexual por razones afectivas pone en actividad todas las glándulas y deja en reposa a las vesículas seminales; por este motivo el fluido seminal se reserva. El orgasmo, en vez de ser la culminación de la unión sexual es su muerte y su secuela, y lleva a la vejez prematura y a toda la gama de enfermedades, no sólo de carácter sexual sino de todos los órdenes ya que un organismo desvitalizado no puede resistir por mucho tiempo los asedios morbosos.
Los seres humanos deben ser capaces de usar sus órganos generadores con un fin más elevado que los animales.
LA PARTE FEMENINA: Alice Stockham y el método KAREZZA.
El método descubierto por Noyes en 1844, practicado más de 30 años por la comunidad Oneida, fue mejorado y popularizado en las dos primeras décadas del siglo XX por la doctora Alice Stockham, M.D., en su libro "Karezza, ética del matrimonio". En este tratado ella explica la teoría del método Noyes.
La palabra Karezza viene del italiano y quiere decir "caricia". La doctora Stockham fue la primera en aplicar la palabra para significar un nuevo método de control de natalidad, de unión sexual, de magnetismo amoroso, sin el final desastroso del orgasmo.
Karezza se distingue del método Noyes en que implica también a la parte femenina porque, como afirma ella, el desgaste femenino es tan perjudicial como el masculino.
La doctora Stockham encontró la divulgación correcta de sus ideas en Inglaterra en el libro "Amor está de moda" del notable escritor Edward Carpenter; él describe y comenta a Karezza. A este mismo método se le dio más tarde el nombre científico de "coitus reservatus". Tambié fue altamente recomendado por el eminente Havelock Ellis, quien consiguió muchas de sus informaciones de parte de George Noyes Miller y de otros miembros de la comunidad Oneida con quienes mantenía correspondencia.
A la unión sexual con orgasmo sigue de ordinario un estado de debilidad y desilusión. Hay un goce rápido, epiléptico, que pasa por la conciencia sin dejar recuerdo. Se apagaron las luces, se acabó la música... Tantas veces la debilidad es tan seria que produce síntomas patológicos. En las anotaciones médicas se tratan casos de hombres viejos que no pudieron resistir la tensión del orgasmo y murieron como consecuencia de sus agotadores efectos.
En el abrazo con orgasmo se disipa de repente la energía vital y magnética por la descarga seminal, desperdiciándola por completo. Karezza, en cambio, la conserva y la usa para la nutrición interna y para volver el vigor y la juventud a los dos socios. La naturaleza inventó el orgasmo para la procreacion; pero para la unión amorosa es sumamente molesto porque todo su "modus operandi" tiene por objeto apagar y vencer el amor y transformarlo en aversión e indiferencia. Cuanto más frecuentemente ocurre, tanto más rápido muere el amor; el romance se evapora y la mera sexualidad subsiste tomando características morbosas, que reemplazan el encanto de la corte amorosa y la atracción natural de los dos sexos.
Pero cuando se practica Karezza no sobreviene el cansancio ni hay sentimiento de debilidad ni de repulsión por el compañero. Cada uno anhela casi con fervor al otro; siente el vigor correr por sus venas y a su rostro asoman los colores rosados de la juventud. Se siente tan feliz y de tan buen humor como después de una comida completa. El magnetismo vibra y los ojos aparecen luminosos; esto es lo que Lloyd llama " el elixir de larga vida". Después de cada unión, que puede prolongarse horas enteras, los socios se separan lentamente, besándose lánguidamente, adheridos al último hechizo, repasándolo en la memoria y embargados por un sincero afecto que saben núnca se acabará y los mantendrá en una luna de miel sin fin. Sólo Karezza brinda tanta armonía en el matrimonio, profunda comprensión de los gustos de cada uno de los cónyuges...
Karezza tiene el don de restablecer la juventud, conservar la salud y hacer placentera la vida del hogar. "El elixir de larga vida" (magnetismo sexual) obliga a las glándulas endocrinas a aumentar su actividad y a derramar todos sus jugos en el gran torrente circulatorio, llevando vigor y juventud a todos los tejidos del organismo.
Karezza suministra todos los requisitos para la renovación uniendo al intercambio magnético el suave espasmo de la unión sexual, bajo la única condición de la continencia en ambos cónyuges. Por medio de Karezza se puede conservar la juventud durante toda la vida matrimonial y los envejecidos, con esta práctica, volverán a ser los enamorados de antes.
Pero a pesar de todas las ventajas de este método, el hombre ordinario es demasiado obtuso, demasiado egoista, demasiado aferrado a la tradición para resolverse siquiera a ensayar este sistema. Prefiere que su compañera use dispositivos intra-uterinos, esponjas, duchas, drogas, etc, que crispan los nervios, producen enfermedades y disgustan estéticamente. Las eminencias en ginecología sostienen que todas estas prácticas son causa de no pocas dolencias femeninas y muchas operaciones quirúrgicas. Sólamente la no emisión es segura y placentera; esto lo proporciona Karezza.
La mayorí de las mujeres que han ensayado Karezza lo prefieren a todos los sistemas de unión sexual. La mujer necesita de mucho más tiempo para alcanzar el clímax; no así el hombre que llega a un orgasmo prematuro, dejando insatisfecha a la mujer. Esto, tan desagradable, no ocurre en Karezza.
Margaret Sanger, en su obra "La mujer y la raza futura" habla favorablemente de Karezza porque evita las desventajas del celibato yla separación de los sexos y brinda, en cambio, los beneficios del intercambio magnético que produce bienestar física y mentalmente. Ella cita casos en que hombre y mujer conservaron sus fuerzas sexuales hasta edades avanzadísimas y preservaron su luna de miel durante toda la vida matrimonial.
EPÍLOGO
En su libro "Lamaic Initiations", la profesora Alexandra David-Neel describe cierta clase de yoguis tibetanos que siguen un método de adiestramiento para adquirir la capacidad de retener el líquido seminal durante la unión marital. Los tibetanos explican el valor de esta técnica como sigue: en primer lugar la conservación del semen preserva la energía vital; ellos creen que dicha energía radica prioritariamente en el semen. Así lo creyeron igualmente los antiguos filósofos: Pitágoras, Platón, Aristóteles, Epicuro y Galeno entre otros. Segundo, la unión de los sexos bajo condiciones de conservación seminal da ventajas que no proporciona ningún grado de celibato. Esta ventaja extra consiste en el vitalizante efecto sobre los órganos sexuales y las glándulas endógenas producido por el magnetismo del sexo opuesto.
De esta manera, la iniciativa yoga busca la manera de estimular las glándulas sexuales a una mayor actividad secretoria y, por lo tanto, a una producción aumentada de hormonas. Esto es la esencia del método de la recuperación de la juventud por medio de las relaciones sexuales. Porque no es sólamente importante conservar las secreciones sexuales, ricas en principios vitales, sino conseguir que produzcan una mayor cantidad, lo que se consigue mediante la estimulación magnética de los sexos. Así se produce una mayor cantidad de hormonas sexuales y otros elementos vitales que son reabsorvidos en la sangre.
Esta es la esencia de nuestro método de renovación de la juventud por medio de las relaciones matrimoniales.
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